Áticos.
Ah, los áticos, tan seductores… merece la pena combatir el calor y el frío para disfrutar de la singularidad de estas viviendas que, casi siempre, proporcionan una calidad de vida que convierte en auténticos privilegiados a sus habitantes. Una terraza con vistas de patios ajardinados, una visión de terrados variopintos o vistas al mar desde una colina rodeada de barrios urbanos son réditos de vivir en las alturas.
Bienaventurados/as los que viven en un ático porque ello/as poseerán los cielos (aunque no tengan ascensor).
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